Señales íntimas

Vicky, una joven ejecutiva bancaria de Santiago de Compostela, vive felizmente con su dudoso marido y triunfos en su vida profesional. Un día recibe una señal al descubrir una infidelidad que palpa sin querer y ve que su vida personal no iba por el sendero correcto y cambia radicalmente su adorada rutina.

Entonces expulsa al ibicenco de su camino, aunque lo ve todos los días en su trabajo. Entre otras medidas, decide hacer el viaje que tenían programado y opta ir acompañada por otra persona. Así inicia un nuevo peregrinaje que jamás había pensado y no tiene en cuenta la orientación que le marcaba su nacimiento.

Ambos personajes acuerdan convivir como compis de piso al igual que lo practicaban muchos compañeros de la universidad. Meses después, a ella la desplazan a muchos kilómetros y meditan sobre su futuro, hasta que fluye el amor. Son nuevas señales que les manda la vida ante la sociedad y la familia.

Otra señal le llegó a través de su padre, que montó un viaje para despedirse del mundo racional y roza la muerte por segunda vez y le sirve para ensalzar el enorme valor de la vida. Debía disfrutarla con todos sin discriminar ni requerir disculpas banales. Reconocía que somos hormigas de paso, con la suerte de que unas semillas coincidieron para gozar de nuestro paso fugaz en el globo terráqueo.